Con tonos altos y bajos se entona una voz que a lo lejos se siente que es de una mujer. Angie Baeza. Periodísta de la Usach y docente en la universidad Uniacc. Si de amor viviera el ser humano, muchos estaríamos en el cementerio de los olvidados. Pero aún así, persiste en nuestro inconsiente un flash-back que al momento de escuchar la palabra deseada nos hace reacionar corporalmente.
Sin titubear cree que su labor como periodista en la tercera.com ya tocó techo y lo único que la motiva es experimentar el periodísmo en el área social, como el SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer) pero sin caer en el periodismo corporativo, siempre llevando la linea de lo objetivo por delante.
Recuerda con anhelo sus reporteos callejeros que la llevaban a recorrer cada espacio de Santiago buscando la noticia y recopilando la maraña que a veces se arma con las fuentes y la veracidad de la información.
“Me encanta estar en la calle buscando la noticia. Conocer a otros colegas y buscar la información hasta encontrarla”, concluye Baeza.
A sus 26 años, siente un vacio laboral, y busca un nuevo rumbo en su vida. Ríe, encorva su cuello y junta sus manos una y otra vez, dando una señal de nerviosísmo, pero que en su voz apausada y de tono fuerte deja entrever otra situación.
De amor y des-amor
Al sentir la palabra amor, se hecha hacia atrás en su silla. Mira al techo y responde con voz tímida que sólo dos veces se ha enamorado.
En su primera relación estuvo a punto de pisar el altar, pero hubo algo en la relación que hizo que ella cortara por lo sano.
Al conversar sobre su segundo gran amor responde de manera fuerte y poco empática: “ese era un loser”. Dejando una cierta incógnita en lo que fue su relación de aproximadamente 9 meses. Demostrando que “donde hubo fuego, cenizas quedan”. ¿De desdicha? ¿de amor? Sólo ella lo sabe.
Para el psicólogo de la Universidad Andrés Bello, Patricio Díaz, la pena de lo que te hace feliz, te hace recordar con un sabor agrio la relación. Además explica que; por un lado, está la pena mediatizada por factores como el tiempo que se estuvo junto a alguien, la calidad, la intensidad de la relación, la actitud de los demás y la forma del rompimiento; y por otro, por elementos psicológicos más profundos como las vivencias tempranas de vínculo afectivo con los padres, experiencias de abandono o aceptación, autoestima, temperamento, carácter y madurez emocional”, explica Díaz.
Ni la crisis laboral, que Baeza explica. Ni su anhelo por viajar a España, para perfeccionar su carrera. Ni el periodismo en sí, hacen más por ella que el amor que alguna vez tuvo por el loser, que; "se perdió una mujer buena, que lo quería, y que no encontrará en otro lado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario